El hombre de la visera
Lo primero que llama la atención de este hombre es su gorra. Al igual que en los carteles que se podían ver por todo el campus durantes los días anteriores, Daniel Müller, redactor jefe de ZEIT Verbrechen, la lleva tanto durante su lectura en el Café Literario como al día siguiente, cuando presenta su profesión a un grupo de alumnos del undécimo curso.
Alrededor de las 20.00 horas, el flujo constante de visitantes disminuye lentamente, con todos los invitados aún repartidos en pequeños grupos en el auditorio y charlando. Por invitación de la Sra. Schwind, organizadora y responsable del Café Literario, toman asiento rápidamente y miran con impaciencia hacia el sofá rojo del escenario, donde una breve introducción va seguida de un apasionante debate entre el presentador y el periodista. Daniel Müller, gran conocedor de la delincuencia y su trasfondo gracias a sus muchos años en el periodismo de investigación, tiene mucho que contar. Trata del hecho de que los crímenes más escandalosos no sólo ocurren en Estados Unidos, sino también en el pueblo más pequeño de Alemania. Trata de lo despacio que pueden girar las ruedas de la justicia, y de cómo la corrupción contamina el nombre de la justicia incluso en nuestro país. Y trata de hasta qué punto nuestros orígenes afectan a nuestra libertad de elección. ¿Es libre la decisión final en el momento del delito? La respuesta clara de Müller: no.
12 horas después, el programa continúa para un grupo de 30 jóvenes. Daniel Müller les explica por qué no podría imaginar un trabajo mejor y qué le motiva a seguir adelante, incluso cuando se vuelve aburrido, estresante y a veces hasta peligroso. Habla de la tensión que le producen algunos casos y de cómo semanas de trabajo acaban a veces en el cubo de la basura. Sin embargo, está claro que para Daniel Müller los aspectos positivos de su trabajo superan claramente a los negativos. Está convencido del valor educativo de su trabajo: el periodismo puede hacer que el mundo sea un poco mejor. Se le nota el orgullo en la voz cuando cuenta que ya ha "sacado" de la cárcel a dos inocentes.
Pero este poder conlleva una gran responsabilidad. La responsabilidad de la prensa no se debe subestimar, y la responsabilidad de los lectores de analizar siempre todo con ojo crítico.
Las tres horas de diálogo pasan demasiado deprisa y algunos se quedan un rato después para hacer más preguntas. A la salida, una o dos personas buscan en Google los artículos del redactor jefe.
En resumen, la visita fue un éxito total. El hombre de la gorra de visera consiguió inspirar con su trabajo a jóvenes y mayores.
En nombre del colegio, queremos dar las gracias al Sr. Müller por dedicarnos su tiempo ;).
Annika Krumm, Cristina Echave y Olivia Allstadt (Clase 11) (Texto original, versión alemana).